¡Éxtasis, lujuria y perversión se suben a la escena con esta tragedia! Eurípides continúa su labor como dramaturgo merodeando los linderos entre los dioses y las conductas humanas más extremas. El autor se remonta a los tiempos cuando fue introducido el culto a Dioniso para plantear el drama de la creencia o no en él y sus consecuencias. Dioniso encanta a las mujeres tebanas y las manda al monte para que tengan la experiencia del éxtasis dionisíaco. Penteo, rey de Tebas, menosprecia a Dioniso y tiene gran curiosidad por ver él a esas mujeres. Dioniso lo enmascara y envía, pero mientras curiosea a las féminas es descubierto por ellas, quienes con furia lo despedazan. Ágave regresa a escena con la cabeza de Penteo. Así Dioniso demuestra su poder divino ante quienes puedan poner en duda su divinidad por ser hijo de Zeus.